Según el Real Decreto 399/1990 de la Ley de Seguridad Vial, se entiende por glorieta “un tipo especial de intersección caracterizado por que los tramos que en él confluyen se comunican a través de un anillo en el que se establece una circulación rotatoria alrededor de una isleta central. No son glorietas propiamente dichas las denominadas glorietas partidas en las que dos tramos, generalmente opuestos, se conectan directamente a través de la isleta central, por lo que el tráfico pasa de uno a otro y no la rodea”.

Ahora bien, una vez definido y más o menos entendido qué es una glorieta, no deja de ser un hecho sorprendente que en todo el texto de la ley citada anteriormente, sólo se cite la palabra “glorieta” (aparte de la descripción ya comentada) en el artículo 21, para decir lo siguiente:

en las glorietas, los que se hallen dentro de la vía circular tendrán preferencia de paso sobre los que pretendan acceder a aquéllas.”

No se vuelve a mencionar esta palabra ni su sinónimo “rotonda”. Hubiera sido un detalle que los señores que se han inventado este artilugio a su vez podrían haber dado unas normas de uso, ya que dejarlas al libre albedrío y razonamiento de cada individuo origina discrepancias en el modo de interpretación, como seguramente ya sabéis.

Además de la Ley de Seguridad Vial, cuando nos sacamos el permiso de circulación, en el manual que nos dan en la correspondiente autoescuela aparece lo siguiente acerca de las rotondas:

“cuando haya dos o más carriles delimitados por marcas longitudinales, se circulará por el carril que más convenga al destino, que normalmente será el derecho, salvo que las circunstancias de tráfico o las marcas viales aconsejen otra cosa. Si los carriles no están delimitados por dichas marcas, se circulará por el carril derecho.”

La ausencia de una norma ha provocado que exista cierta libertad de interpretación, pero estaremos de acuerdo en que esta libertad, precisamente nos ha ocasionado algún susto que otro.

En algunas ciudades han sabido ponerse de acuerdo en este punto, al margen de una Ley que por otra parte no existe. Sobretodo han sido las propias autoescuelas las impulsoras de estos convenios ante el caos generalizado. Aunque es de agradecer, sería ideal que se pusieran de acuerdo todas las ciudades, porque sino, tendremos problemas al viajar. A modo de ejemplo, citaré un par de ellos.

En Salamanca hace unos años se acostumbraron a circular siempre por el carril exterior, aunque haya que dar la vuelta entera. Esto, directamente, es una estupidez. Sobretodo porque el principal sentido de una rotonda es la fluidez del tráfico, y si todos circulamos por el carril exterior, el efecto conseguido es el contrario.

En Valladolid, y más concretamente en el Polígono San Cristóbal, pese a haber mini- rotondas, en determinado sentido (en las calles principales) tenías preferencia sí o sí, aunque hubiera alguien circulando por la glorieta de turno.
También hay rotondas reguladas por semáforos (por lo que ya no son rotondas), y bueno, alguna que otra variante.

Es demasiado habitual ver cómo se cruzan coches entre sí a una velocidad no demasiado prudente, o el ziggzaguear entre vehículos para esquivarlos al salir de la rotonda…

Pero aquí vengo a intentar arrojar un poco de luz (o quizás todo lo contrario) sobre el acceso a las famosas glorietas:

• En los casos de rotondas de un carril, evidentemente no debe haber ningún problema. El conductor que llega a la intersección espera su turno, y no hay más historia.

• Si existen dos carriles en la rotonda, yo escogería el exterior para las dos primeras salidas, y el interior para las demás.

• Si hay tres carriles, habría que utilizar el exterior para la primera salida, el del medio para la segunda y el interior para el resto.

Pero es importante en estos casos desde dónde accedemos a la rotonda, esto es, si vamos a girar a la izquierda, además de utilizar el intermitente izquierdo, que aunque no es obligatorio, sí lo es de agradecer, especialmente en las mini-glorietas, debemos colocarnos en el carril izquierdo antes de acceder a la intersección.

Seguro que con un dibujo se entiende un poco mejor…

Recordad que para que una rotonda funcione (hablo del caso ideal), sus flujos de tráfico deben ser parecidos en todas sus entradas. En caso contrario alguna de sus accesos será objeto de atascos.

Esto pasa, por ejemplo, en la Ronda Norte de Cáceres, que como circunvalación que es, su tráfico principal es de extremo a extremo, por lo que los conductores que pretendan acceder a la misma desde sus accesos intermedios (desde el R-66, Montesol, Residencial Ronda, etc) no les quedará más remedio que tener algo de paciencia para poder circular por la vía.

Si aún no te convence lo que has leído hasta ahora, mejor prueba con este texto de Lorenzo Silva, que al menos te hará sonreír.