La feria de Cáceres es prácticamente igual año tras año. La ciudad queda casi desierta y todo se traslada al Recinto Ferial, a un par de kilómetros en dirección a Mérida. Hay dos zonas bien diferenciadas. Las de las atracciones (aquí llamados cacharritos) y la zona de casetas, donde se puede comer, bailar y beber todo lo que uno quiera y pueda. Aparte de esto, todo está rodeado de puestos de comida, tómbolas y un mercadillo que conduce hacia el Recinto Hípico, en el que suele haber algún concierto.
Como digo casi siempre es todo igual. Hasta donde yo conozco, alguna vez si acaso nos sorprenden con una nueva atracción o que alguno cambie de ubicación, pero prácticamente es idéntica desde que la feria está en el actual recinto (apenas tengo recuerdos de cuando estaba en el barrio de los fratres).
Muchos son los personajes curiosos de estas ferias, quizás los más carismáticos han sido los del puesto de los camellos con el ya clásico soniquete “¡a la vanti y a la tutti van los beduinos majaretas…!”, pero si ha habido un puesto que sí que hemos visto evolucionar a lo largo de los años, este es el Sr. Molina y su hamburguesería, que en tiempos era el típico puestecillo y cada año que pasaba lo mejoraba y ampliaba hasta tener casi un pequeño monopolio en medio de la zona de casetas, el lugar perfecto para sucumbir a sus variados manjares entre bailes y copas.
Posiblemente esta feria sea la que más público convoca de todas las que hay en la región, y sin duda por ello la más grande. Los estudiantes se toman estos días como un pequeño respiro y salen de su encierro particular como si se tratase de cumplir una última voluntad antes de enfrentarse a los exámenes de junio. Y durante el fin de semana se cuentan por miles los ciudadanos provenientes de los pueblos y localidades de alrededor los que se dan cita en el recinto ferial.
Cada año que pasa, y debido sobretodo a la aglomeración que se produce las noches de los fines de semana, es más habitual ver a numerosos grupos, bastantes de ellos de empresas, asociaciones, etc, que se acercan al recinto durante el día, a la hora de las cañas y hasta que se aguante. Pese al habitual calor que se padece a esas horas, las casetas suelen estar bien preparadas con potentes equipos de aire acondicionado y ofrecen comidas o pinchos, dejando aparte la bebida, para atraer al público.
No jodas! Un cacereño en internet!