Sí, lo sé, soy un poco cansino con el tema de actualidad. Pero si hay algo que no llevo bien es la mentira, que encima es muy fácil de comprobar, y que los diferentes medios parecen ignorar.

Porque existen muchas injusticias respecto a Extremadura y su tren. Podemos discutir si lo que llega es o no es un AVE, como se indicaba en las invitaciones a la inauguración. O si realmente necesitamos un AVE o no.

Extremadura se conforma con un tren digno, simplemente. El problema es que no todos entendemos lo mismo por ello.

Sin embargo, a lo que voy, es que al menos podríamos decir la verdad. Y luego intentar justificarla como se quiera (la pandemia, la crisis, el culpar al otro…). Vale, pero no mientan, por favor.

¿Va a mejorar en algo la línea de alta velocidad desde Badajoz a Plasencia que hoy se inaugura? Es evidente que sí, ya que los trayectos serán alco más cortos solamente con el cambio de vía. También es evidente de que no es suficiente. Es un «primer paso», como dicen los políticos. El problema suele venir en que si el primer paso tarda una vida, el segundo ni te cuento.

En fin. Hace meses se congratularon los políticos en mostrarnos a los extremeños cómo iban a ser los nuevos trenes. Mucho más altos, rubios y guapos. Hasta ahí, bien. El problema viene cuando se presentan las nuevas frecuencias.

Solamente se mejora la oferta anterior en un solo Alvia al día. Y no paran de hablar de las bondades de los nuevos trenes y de lo maravillosa que va a ser la vida a partir de ahora. Todo esto cuando los trenes viejos, los que se averían, los que no tienen aire acondicionado o máquinas de venta de agua, van a seguir circulando, eso sí, por una estupenda vía.

A partir de hoy son dos los servicios de «Alta velocidad»: un Alvia, que se incorpora a la oferta extremeña, y un Intercity (un Talgo de toda la vida), que ya existía, por lo que no nos tomen más el pelo, por favor.