Hoy es 11 de marzo. Todos sabemos de sobra lo que aconteció aquel día de hace 6 años, no hace falta decir nada más. La verdad es que no había caído en la “trascendental” fecha hasta empezar a ver las noticias de estos días. Con tanto homenaje y tantos actos en memoria de lo acontecido no podremos continuar con nuestras vidas.

Me explico. No digo que se olvide, todo lo contrario (ni mucho menos familiares y amigos de las víctimas o los que lo hayan vivido “in situ” podrán deshacerse en sus pensamientos de semejante barbarie), es algo que se debe tener presente, saber que aquel día pasó algo que cambió nuestras vidas. Hoy día el terrorismo es un riesgo demasiado serio que todos tomamos como ajeno, hasta el día que pase algo de cerca (espero que no lo veamos ni yo ni todos los que me rodean). Sólo digo que con tanto homenaje y autobombo de los políticos de turno parece una feria, casi una celebración copiada vulgarmente de la que se hace de la masacre del 11-S, cuyo aniversario engendra una parafernalia mayor todavía, a lo americano, claro está.

El que quiera recordar todo lo que ha pasado, lo hará sin que nadie más diga nada, pero aquellas personas que quieran pasar página no podrán hacerlo si todos los años dedicamos tanto tiempo a recordar cuánto sufrieron aquellos que ya no están entre nosotros.