Hace unos días estuve en una fiesta en el campo, con su barbacoa, sus vaquillas, su barra libre, música y muchísima comida. La verdad es que estuvo muy bien organizada y tuvimos hasta una fuente de chocolate donde bañar numerosos manjares, y ponernos literalmente ciegos.

Pero hubo un momento, ya entrando la noche, en que un par de “operarios” sacaron una lona que colocaron en una pared, donde se podían ver varias marcas de bares o bebidas. Para el que no lo sepa, el “photocall” es precisamente ese sitio habilitado en fiestas de “alto standing” donde los invitados más o menos famosos posan y hacen declaraciones a los medios. Lo primero que pensé es que era una tontería. ¿Quién se iba a acercar a ese sitio a dar la nota…? pero como el incansable DJ incitaba al curioso público “vayan, vayan a hacerse fotos al photoshop”, decía, pues allí acabamos, en el set de entrevistas.

Y fue digno de ver. Copamos el lugar y no lo abandonamos ya en toda la noche, haciéndonos fotos y entrevistas entre nosotros y otras payasadas gracias al alcohol que ya se dejaba notar, y todo ello dejó lugar a una tarde-noche que recordaremos durante mucho tiempo.